En un momento de abuelocebolletismo estaba comentando con un compañero de trabajo cómo de cuando en cuando aparecen en los interfaces acciones que el usuario no comprende o que tienen una utilidad marginal.
La referencia que usaba eran las cabinas de teléfono de Telefónica, las antiguas, esas que pesaban tres quintales y que empezaron a desaparecer a principios de los noventa. La de la foto es de la década de los sesenta, y el mensaje que se lee es “no pulse el botón más que por indicación de la operadora”. Es una franca mejora respecto al siguiente modelo, dónde cambiaron el mensaje por una mano tachada, algo así como “no me toques, niño”.
Me puedo imaginar que lo hiceron por el alto grado de analfabetismo, o por un momento de modernidad brutal. Pero el problema original esta en que ese botón, a priori, solo valia para cargarse la llamada que estuvieses manteniendo y tragarse todas tus monedas. No sé vosotros pero yo en mi vida tuve que hablar con una operadora, pero sí le di al botón por pura curiosidad truncando mi ya de por si patética conversación telefónica.
Obviamente estamos hablando de una antigüedad, pero es un buen recordatorio a la hora de evaluar que ocultar, que mostrar en un interfaz y como aplicar, de nuevo, el principio de pareto: si sólo lo va a utilizar el 20% de la gente, dejalo para luego.
p.d.: el por qué sé que pesaban mucho es una historia para otro día.
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