Todos los años la Disney hace una película de temática deportiva en la que cuenta una historia improbable de superación humana. En 2005 Bill Paxton plasmó en celuloide la hazaña de Francis Oumet, un chaval de Nueva Inglaterra que ganó contra todo pronóstico el US Open de golf de 1913.
La película aprovecha para hablar del enfrentamiento de clases de principios del siglo XX con cierta soltura en unos decorados que reflejan muy bien aquella época.
Para ser actor hay que admitir que el señor Paxton es bastante resultón detrás de la cámara, marcandose unos planos a lo Sam Raimi que le dan cierta gracia al poco apasionante juego del golf. Y la verdad es que no hay mucho más que contar excepto la más que correcta actuación de Stephen Dillane en el papel de Harry Vardon, una leyenda del green. También hay que preguntarse que coño pinta Elias Koteas en todo esto. Suponemos que hacer caja para pagarse los vicios. De Shia LeBeouf nos negamos a comentar nada por principio.
Para ver si es que no hay otra cosa o si apetece no pensar.
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