PQMC – Ron Gilbert

El nombre de Ron Gilbert en la clásica secuencia de créditos de Indiana Jones y la Última Cruzada

Si os interesa un poco la industria videojueguil, leéis Gamasutra de cuando en cuando, o tenéis un colega pesado que os habla de por qué el Bioshock no es un juego tan cojonudo como dicen posiblemente estéis al tanto de una de esas discusiones inútiles y poco fértiles que atenazan a algunos freaks: ¿Son los videojuegos una forma narrativa valida? (en inglés: ¿Are videogames good storytelling?)

No lo sé. No me importa. Me gustan los videojuegos por la razón que sean. Y en el 1987, Ron Gilbert, junto con una panda de raritos que trabajaban en LucasArts, empezó a demostrar al resto del mundo de que sí, son un medio de narración muy valido. Y jodidamente divertido, oigan.

Gilbert fue participe directo de juegos como Maniac Mansion, Monkey Island 1 y 2, Indiana Jones y la Última Cruzada y Zak Makcraken. Mi preferido sigue siendo el segundo de la saga de Guybrush Threepwood: la Venganza de LeChuck. Para más gloria y honor de Ron diseño la base sobre la que se sustenta posiblemente la edad de oro de LucasArts y de la “aventura gráfica”: el SCUMM (Script Creation Utility for Maniac Mansion), un lenguaje descriptivo que articulaba estos juegos de forma muy sencilla y ayuda a su portabilidad a otras plataformas.

La aventura gráfica era un género nuevo en los videojuegos ya que no era un juego de rol, no seguía un mecanismo repetitivo que incrementaba su dificultad o intentaba emular una situación real. No, la aventura gráfica se parecía más a un libro de “elige tu propia aventura” en el que ibas resolviendo puzzles y encuentros mediante acciones relativamente sencillas.

El mérito de Ron Gilbert, a mi modo de ver, fue diseñar una estructura lo suficientemente simple e historias relativamente complejas pero con un sentido del humor que nunca tomaba al jugador por un tonto sin cerebro. Quizá son los primeros juegos para una audiencia madura, sin caer en el gafotismo de juegos como Zork. Es decir, primero creó el ladrillo y el cemento y a continuación nos enseñó como hacer unos edificios espectaculares (y realmente entretenidos).

Y quizá lo más irónico es que si el bueno de Ron leyese este texto me pondría a parir, porque otra cosa no, pero a sarcástico hijo de puta no le gana nadie (ejemplo este post de su blog). Y por eso le queremos. Anda que no.

Para más información sobre Ron podeís consultar:

Quién crea que esto es una barata racionalización de todas mis horas (días, semanas,…) delante del ordenador jugando pues igual no se equivoca. O igual sí. O igual nos vemos detrás de los columpios a la salida del colegio.

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